Caso Práctico

Comenzado el año 2009 la empresa, que por aquel entonces cuenta con muy poca plantilla fija y bastantes contratos de duración determinada, cambia de dirección y, en consecuencia, de métodos de trabajo.
Esta nueva dirección no comparte en absoluto la visión de la empresa con la antigua directiva y prueba de ello son los grandes cambios que lleva a cabo al comenzar el año: despidos, restructuración, cambios administrativos, normas, condiciones, etc. Tiene nuevo personal para trabajar en la empresa, personal de confianza, y tiene intención de dejar la antigua plantilla fuera a no ser que acepte todas y cada una de las normas sin oposiciones.
Ante la sospecha de posibles disconformidades por parte de la plantilla más antigua, la dirección comienza a llevar a cabo determinadas actitudes que poco a poco irán desembocando en un profundo malestar psicológico de estas personas, afectando a su confianza y reduciendo su autoestima.
La nueva dirección no permite a sus empleados posibilidad ninguna de comunicarse, rechazando el contacto con los mismos excepto para situaciones de críticas y amenazas, para lo cual son llamados al despacho y tratados con actitud despectiva. Asimismo, elabora un horario de trabajo en el cual ningún empleado de la antigua plantilla coincide en ninguna actividad extra laboral: comida, aseo, entrada-salida, etc. Así, cada uno de ellos se mantiene aislado y sin posibilidad de contacto.
De igual modo, se obliga a cambiar todos y cada uno de los modos de trabajo de cada empleado, registrando y analizando todo el trabajo realizado y dándole nuevas tareas consignándolas inequitativamente en términos malintencionados y en una actitud humillante. Se les obliga a realizar tanto actividades que requieren mayores competencias que las que poseen o actividades inútiles, pero nunca las tareas que han desempeñado a lo largo de su carrera profesional. La dirección llega a injuriar en términos obscenos o degradantes a estos empleados, cuestionando siempre las decisiones que toman en cualquier situación.
Además las nuevas condiciones de trabajo, obligan a los empleados a trabajar de forma nociva para la salud, se les ocasiona desperfectos en su puesto de trabajo y se les priva de beneficios y de recursos que han tenido durante años

Consecuencias y soluciones

Tal y como dice Heinz Leymann, el mobbing está relacionado con un temor psicológico en el trabajo que implica comunicación hostil y amoral, dirigida sistemáticamente por una o varias personas, casi siempre contra otro que se siente acorralada en una posición débil y a la defensiva. Sin embargo, no tiene las mismas consecuencias ni provoca las mismas reacciones en todas las personas.
            En las personas de nuestro caso, el acoso que sufrieron se manifestó de diversas formas: patologías psicosomáticas, trastornos orgánicos (temblores, desmayos, pesadillas, sueño interrumpido, dificultades respiratorias), estrés, ansiedad, desarrollaron conductas adictivas, cuadros depresivos, etc. Pero también llegaron a sufrir cambios a nivel social desarrollando actitudes de desconfianza, de aislamiento, de susceptibilidad, de agresividad, etc. Además, este acoso derivó a la vida familiar de estas personas, con aumento de la tensión entre los cónyuges, incluyendo algún caso de separación.
            Una vez que analizados y evaluados cada uno de los casos de estos trabajadores dentro de la empresa, nos dirigimos a poner solución al problema de acoso laboral que sufrían.
            Siendo imposible acudir a los superiores, puesto que eran ellos mismos los acosadores, las autoridades competentes son la Inspección de trabajo y el Ministerio Fiscal. Las actuaciones de acoso sufridas por estos empleados podían incardinarse en distintos tipos delictivos relacionados con la violencia psicológica o con la seguridad y salud en el trabajo, al igual que eran contrarias a los principios de respeto a la intimidad, a la dignidad y al derecho a la ocupación efectiva recogidos por el Estatuto de los Trabajadores.
            Los trabajadores de esta empresa solicitaron la extinción del contrato de trabajo por incumplimiento grave de las obligaciones del equipo directivo, que tuvo idéntica indemnización a la de un despido improcedente.
            A partir de ahí, era de gran importancia ayudarles psicológicamente a superar esta parte de su vida para que pudiesen volver a la normalidad, recuperar sus motivaciones, para más tarde poder volver a enfrentarse a un nuevo trabajo donde pudiesen volver a ser ellos mismos y realizar una buena labor como siempre habían hecho.
            Una vez aceptado el acoso por parte de los sufridores haciendo públicas las agresiones que recibieron, debieron desactivarse emocionalmente, evitando las reacciones con ataques, controlando y canalizando la ira y el resentimiento.
            Ha sido muy importante que cada uno de ellos se apoyase en su entorno familiar y social, para conseguir que la salud de todos se viese cada vez menos afectada, y que aprendiesen a neutralizar las emociones negativas de culpa y vergüenza, así como superar la actitud del “ya pasará” y sobre todo, recuperar su autoestima manteniendo una buena forma mental y una actitud positiva de superación.
            Asimismo fueron formados en habilidades sociales para que adquiriesen y dominasen la capacidad de resolver problemas futuros, para conseguir superar el miedo al fracaso, reacciones paranoicas, dificultades de concentración e irritabilidad entre otros. Fueron tratados con visitas médicas aquellos que mostraron síntomas que necesitasen algún tipo de medicación específica.
            Actualmente, casi todos están al frente de sus nuevos empleos intentando, con nuestro apoyo, que la situación de acoso no vuelva a reproducirse.